Después de un largo tiempo si subir nada al blog, y luego de algunos viajes que ni ganas de escribir nos dejaron, aqui volvemos para compartir algunas experiencias de viajes.
Las vueltas de la vida nos llevan a que podamos realizar varios vuelos en clase ejecutiva, pero cuando la desdicha nos golpea, lo tenemos que hacer "detrás de la cortina". En este submundo -parecido a un colectivo de larga distancia con alas, o peor aun- nos encontramos con lo peor que una aerolínea puede ofrecer, y esto va desde la configuración estrechísima de sus asientos, hasta el típico servicio express (express por lo rápido del despacho, para no decir que tiran el servicio) de alimentos y bebidas. Y en algunos casos el mal momento se complementa con mala o falta total de servicio de entretenimiento, que en los viajes largos, se vuelve un punto importante.
A esta altura, ya sabemos que la mayoría de las compañías aéreas intentan sobrevivir a sus malas administraciones compensando bajar los costos con malos servicios. Grandes sueldos para los gerentes, horribles campañas de publicidad, costosas acciones de marketing se pagan dando malos servicios. Quizás un viajero primerizo no note todo esto, pero solo porque no tiene contra que compararlo, o por su ilusión de poder empezar el maravilloso mundo de viajar, donde el vuelo no es más que un tramite para llegar al ansiado destino. Pero para los pasajeros frecuentes, es imposible no comparar el servicio de a bordo (o antes aún, el servicio de compra de boletos y despacho), y determinar las falencias de cada aerolínea.
Un punto siempre relevante es la configuración de las aeronaves: cada vez mas modernas pero cada vez más incómodas. No hay que mejor 1.90mts para no entrar en una clase turista los nuevos Airbus de Aerolíneas Argentinas, o en los añejos Boing de American Airlines: ni siendo un pasajero medio de 1.75 de altura, es casi imposible entrar en la configuración de Copa Airlines, por ejemplo. Y no hemos nombrado ninguna low cost, sino que pagamos por lo que ofrece cualquiera de las promociones de estas compañías: asiento garantizado (en la reserva), facturación según franquicia de equipaje (por lo general dos maletas de 23kg para vuelos de larga distancia), servicio de a bordo (dos alimentos para vuelos de más de 6 horas), un equipaje de mano (con restricción de espacio y peso), y... un asiento donde poder viajar. Cómodo? No, eso ya no figura en ningún lado. Entretenimiento a bordo? En el caso de Latam, solo si nos bajamos previamente la aplicación a nuestro smartphone y solo desde ahí poder ver alguno de los contenidos (claro que hay que saber que la aplicación hay que bajarla antes de subir al avión, porque una vez arriba no hay señal para hacerlo). Alimentos? Siempre lo mismo: pollo o pasta, siempre que no estemos en las ultimas filas donde ahí la opción se limita a lo que haya quedado disponible.
Es cierto que cada vez podemos viajar más barato. Pero esto se debe a las promociones de las aerolíneas o al gran negocio que generan las empresas de turismo on line (las famosas .com)? Como puede ser que estas empresas tengan tarifas más baratas que las mismas aerolíneas en sus propias web cuando esta claro que a las agencias on line les pagan comisión? Bueno, dicen algunos que les dan tarifas netas especiales y con cupos limitados. Pero porque no ofrecer eso directo al pasajero?
Volvamos al punto: Si viajar es cada vez más barato, sería bueno que haya al menos una clara diferencia entre lo que es una aerolínea low cost (ver nuestra nota sobre Easy Jet), y las normales. Si un vuelo Buenos Aires-Barcelona ida y vuelta cuesta U$S 450, es lógico que uno no pueda exigir mucho, o hasta quizás, casi nada (excepto seguridad y buen mantenimiento técnico). Luego cuando se entere que por ese precio no tenemos asiento pre asignado, o que no tenemos derecho a despacho de maleta sin costo adicional, quizás hagamos cuentas y prefiramos viajar en una aerolínea tradicional. Pero compra un vuelo de U$S 1.200 o más para esa ruta y tener casi el mismo servicio que una low cost, es motivo para que hagamos nuestros reclamos en los organismos de defensa del consumidor, y hagamos valer todo tipo de ley de defensa del turista. Y no tengamos miedo: al bajar de cualquier vuelo que consideremos que no cumplió nuestras expectativas, hagamos el reclamos inmediato en la aerolínea. No todas hacen caso omiso a los reclamos, y el solo hecho de hacerlo, podemos ayudar a que otros pasajeros no vivan experiencias nefastas como las que pudimos vivir nosotros. Y también existen medios como este blog, que pretende que se revele el verdadero servicio que recibimos de cada aerolínea al momento de viajar. Difundir nuestras experiencias (no solo via TripAdvisor que no deja de ser una empresa que vive del turismo) es parte de nuestra responsabilidad. Por eso:
Aerolíneas Argentinas: muy lindos los nuevos Airbus 330-200 pero la configuración es la de un colectivo, el servicio es "mínimo", y hay que reeducar a la mayoría de las TCP que atienden porque se creen que con servir las bandejas de comida y recogerlas, terminó su servicio y se van a dormir el resto del viaje. En 9 horas o más, pasar ofreciendo al menos agua (como lo hace Aeromexico), haría la diferencia.
American Airlines: parece muy cool que los TCP usen zapatillas (tenis, champeones o como se llamen en cada país), pero tampoco se vale que luego de dar el servicio de alimentos, desaparezcan a los lugares que negociaron por sindicato para el descanso, y se los vuelva a ver apenas al momento de aterrizar.
Latam: en la fusión entre Lan y Tam adquirieron todos los malos tratos y vicios de Lan y liquidaron los valores diferenciales y positivos de Tam. Es hora de volver a dar trato simpático a los pasajeros, ofrecerles alimentos y bebidas en cortesía (y no cobrarlos como si fueran una low cost), y ofrecer tarifas de descuento en su propio sitio web, en vez de obligarnos a comprar a través de las empresas .com donde no tenemos opciones como por ejemplo, confirmar asientos, entre otras.
Basta por hoy. Queremos que volar sea una experiencia gratificante y desde este humilde lugar, intentaremos siempre felicitar a quien nos cumpla esa expectativa, como también criticar a quien nos defraude. Porque amamos volar, y queremos hacerlo cada vez mejor.